5 reglas de oro para un flujo de trabajo BIM
Hace tan sólo unas cuantas décadas, los edificios se concebían sobre papel. Cualquier error significaba descartar o empezar de nuevo. Y los datos se guardaban en grandes y voluminosas carpetas.
Aunque pueda parecer nostálgico, ahora estamos muy lejos de la época del papel de calco y de los errores innecesarios. Disponemos de mucho mejores medios para crear, almacenar y analizar datos de todo tipo. Sin embargo, todo esto conlleva sus propios retos.
Hoy en día, lo que comúnmente llamamos “flujo de trabajo BIM” es un conjunto de procesos y herramientas que deberían servir a la construcción en todas sus fases. Pero he aquí el reto: ¿juega siempre realmente este papel o a veces añade una capa de complejidad y ambigüedad que no necesitamos?
Sólo hay una forma de averiguarlo. Exploremos lo que podrían ser las 5 reglas de oro de un flujo de trabajo BIM. Para ayudarnos a navegar a través de ellas, vamos a crear un acrónimo que podamos recordar. Yo lo llamaré:
AWARE – Accessibility, Worksharing, Applicability, Reliability and Efficiency
Accesibilidad, Colaboración, Aplicabilidad, Fiabilidad y Eficiencia
1. Accesibilidad
¿Qué se mueve más rápido que la velocidad de la luz? Las versiones de un archivo. El primer día, es la versión 001 y, al día siguiente, es la versión 100. Pero, ¿cómo podemos controlar todos estos cambios y asegurarnos de que siempre trabajamos con los modelos más recientes?
En primer lugar, el uso de un CDE (o Entorno Común de Datos) es esencial para disponer de un repositorio en línea compartido accesible para todos los miembros del equipo. Después de todo, todo flujo de trabajo BIM comienza con la capacidad de acceder a los datos correctos en el momento adecuado. Problema resuelto, ¿verdad? Pues no del todo.
La verdadera respuesta reside en un flujo de trabajo integrado: disponer de un ecosistema que nos permita acceder a todos los datos almacenados en nuestro CDE de elección.
A partir de ese momento, sólo tenemos que conectarnos desde nuestras herramientas favoritas y empezar a trabajar. Se acabaron las dudas, los errores y las comprobaciones con nuestros compañeros sobre qué archivos debemos utilizar.
2. Colaboración
Este es el sueño de todo BIM manager: un flujo de trabajo BIM que refleje a la perfección las diferentes etapas del proceso constructivo. Y cuando decimos construcción, pensamos instantáneamente en todas las disciplinas involucradas, sus diversas herramientas y la coordinación necesaria entre ellas.
Para facilitar este aspecto, un buen flujo de trabajo BIM necesita cumplir con dos parámetros importantes:
- Dentro de una misma disciplina, permitir que los miembros del equipo se repartan la carga de trabajo entre ellos. Por ejemplo, en lugar de que un único BIM manager se encargue de detectar miles de colisiones en un proyecto, esta misión podría compartirse con entre varios coordinadores BIM y miembros del equipo.
¿Rojo? Nueva colisión. ¿Naranja? La colisión ya fue reportada como una incidencia centralizada.
- ¡Facilitar la comunicación entre las distintas disciplinas y partes externas! Para este propósito, se podría optar por el uso de BCF managers integrados con las herramientas BIM que ya se utilizan.
3. Aplicabilidad
Imaginemos lo siguiente: un BIM manager dedica unas semanas en elaborar el Plan de Ejecución BIM (BEP) perfecto. Todas las reglas de modelado, las convenciones de nomenclatura, los niveles de desarrollo previstos, la estructura del equipo y los detalles más intrincados ya están documentados. Entonces, el BIM manager lo entrega orgulloso a todos los miembros del equipo.
Sin duda este sería un documento de valor incalculable. Sin embargo, su valor real sólo puede comprobarse con una palabra: aplicabilidad. Y es que, admitámoslo, ¿qué es preferible tener? ¿Unas sencillas directrices BIM que todos los miembros del equipo sigan intuitivamente y apliquen con facilidad? ¿O un proceso BIM complejo que nadie pueda aplicar correctamente?
Para afrontar este reto, podríamos plantearnos las siguientes preguntas:
¿Cuál sería la mejor forma de comunicar estas normas a través de las herramientas que ya utilizan los miembros del equipo?
¿Estas herramientas ayudan a los usuarios a sentirse libres para crear, modelar y analizar? ¿O les limitan con complicaciones innecesarias? ¿O Tal vez acaben robando horas de trabajo con tareas que consumen mucho tiempo?
¿Es mejor juntar múltiples herramientas para lograr nuestros objetivos o se podría recurrir al uso exclusivo de solo un par de buenos herramientas?
Cuando este proceso se consigue de una manera suave y casi autosuficiente, sabemos que hemos tenido éxito.
4. Fiabilidad
Esta es una confesión: Durante mucho tiempo he pensado que uno de los factores que definen un buen proceso BIM es la calidad de los resultados que podemos obtener. Y es cierto, por supuesto. Pero no es la imagen completa. Más tarde, me di cuenta de que se trata mucho más de ser capaz de mantener esta calidad a lo largo de las distintas fases de un proyecto y garantizar los mismos resultados de forma consistente.
Así pues, el concepto clave es la fiabilidad. En otras palabras, ¿podemos confiar en que nuestro proceso BIM garantice siempre los mismos resultados cualitativos?
- ¿Disponemos de un método infalible para eliminar las colisiones duplicadas y detectar su resolución de forma automática y fiable?
- ¿Qué ocurre con los valores de nuestro proyecto? ¿Disponemos de cantidades fiables para la extracción de datos que además puedan actualizarse con el tiempo?
- Y lo más importante, ¿podemos repetir con facilidad un método que ha tenido éxito? Podría ser habilitando plantillas de proyectos, compartiendo reglas con todos los miembros del equipo, etc.
Estas preguntas pueden adoptar muchas formas diferentes, pero no dude en repasar la lista de control de ejemplo anterior. Si puede responder con un “sí” detallado, es probable que haya dado en el clavo.
5. Eficiencia
El principal recurso “de oro” que tenemos en este planeta: el tiempo. Probablemente pensabas que inevitablemente aparecería en esta lista, ¡y tenías razón!
Para ir un paso más allá, pensemos en términos de eficiencia. Al fin y al cabo, se trata de poder conseguir los mismos resultados con el mínimo gasto de tiempo y esfuerzo.
Para visualizarlo mejor, te propongo un juego: Voy a plantear unos cuantos escenarios A/B y tú eliges el que te parezca más apropiado. ¿Preparados?, ¿Listos? ¡ya!
Escenario 1:
A: Usted (y los miembros de su equipo) realizan todas las tareas manualmente
B: Establece una automatización para todas las tareas básicas.
Escenario 2:
A: Comprueba manualmente cada colisión para saber si se ha resuelto o no
B: Pulsa un botón y obtiene los resultados
Escenario 3:
A: Buscas por una incidencia mencionada por un colega: en la bandeja de entrada, en los chats, en los archivos Excel… sólo para recordar que se trataba de una llamada telefónica
B: Puede consultar el historial de actividades completo de cada incidencia desde una plataforma centralizada
Felicidades, ¡acabas de ganar el premio a las respuestas más rápidas jamás obtenidas! ¿La diferencia entre estos escenarios era molesta y obvia? Si es así, lo único que le queda es poner en marcha estos procesos, ¡y nosotros podemos ayudarle!
En conclusión, implantar un flujo de trabajo BIM estructurado puede parecer una tarea de enormes proporciones. Sin embargo, basta con enumerar las consideraciones más importantes, y encontrar y configurar las herramientas adecuadas en consecuencia.
¿Quieres saber más? Haz clic para conocer las 7 razones por las que un flujo de trabajo interconectado marcará una gran diferencia en tu proyecto BIM.